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Una bala perdida

No hay tradición más estúpida que la de lanzar cuetazos la noche de año nuevo. Es un momento de la noche en la que uno evita salir a la calle para no ser alcanzado por una bala. Desafortunadamente, unos pocos, con el humor enfermo de un dios probabilístico, son alcanzados por una bala perdida. El caso de esta niña es muy triste, pero lo que más preocupa es que muchos creen en una falsa teoría de la gravedad.

Siempre he escuchado detractores de la gravedad. En la secundaria recuerdo que el Ontiveros, profe de Dibujo Técnico, tenía la idea de que las balas lanzadas en año nuevo caían con menos fuerza al ser lanzadas al aire. Sí, en efecto, después de alcanzar un punto máximo de altura, las balas caían suavecito... según él. Aunque también confió en que uno de los Antolines de la ciudad (familia conocida en la ciudad por su vena matemática) supiera más al respecto.

El sábado pasado estaba con dos amigos y discutíamos sobre la caida de las balas que se lanzan en año nuevo. Algunas vidas cuentan con temas y recurrencias inevitables. Uno de mis interlocutores tenía la misma posición que mi maestro de dibujo técnico (de eso a una licenciatura en literatura es todo un mundo). Este interlocutor sostenía la posición contraria a la de su acompañante y mía.

Tal vez caricaturizo su postura, pero creo que ha de creer que las balas caen como si fueran plumas de aves. Pongo esta perspectiva ad absurdum para llegar a suposiciones más creíbles.

Si las balas no caen como plumas, ¿a qué velocidad esperan que caigan? ¿Son capaces de matar a una persona?

La primera pregunta la desconocía. A la segunda respondía vehementemente (mente-mente) que no. Consideraba que una bala no traspasa un techo normal. Sin duda. Pero, con seguridad, donde vivía la niña tenían uno de cartón. (Curiosamente nunca he visto balas incrustadas en el techo de mi casa: o nunca ha caído una o el impacto de la bala no es capaz de penetrar la madera).

Leí en algún lado que los Mythbusters habían demostrado que una bala no mata. Pero nunca vi el programa.

Otro argumento que propuse era eso de que en los rascacielos de Nueva York está prohibido lanzar pennys desde lo más alto.

Si se lanza una bala a 90 grados como en cualquier inclinación ha de ser peligrosa. La fricción (mi "argumento de peso" en la plática) ha de desacelerar la bala, pero no al punto de hacerla inofensiva.

En fin, la plática pudo haber sido más interesante si al menos uno de nosotros supiera de física.

Algunos paramédicos en Estados Unidos tienen que utilizar cascos en la madrugada de Año Nuevo. Según uno de ellos, las balas se desaceleran hasta los 200 pies por segundo, velocidad suficiente para matar a cualquiera.

"Researchers report that a bullet fired into the air can climb two miles into the air and remain in flight for more than a minute," the site said. "As it falls, the bullet reaches a velocity of 300 to 700 feet per second. A velocity of only 200 feet per second is sufficient to penetrate the human skull."


Ojalá haya comerciales para el próximo fin de año caguengues (porque explicar física aburre a cualquiera) para que dejen de lanzar balazos. O de lo contrario, el chiste de ese dios probabilístico se puede volcar en alguien cercano.