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Los migrantes del Sur



Este mes compré la edición de National Geographic en español y en sus páginas encontré un artículo muy interesante en el que habla de la frontera México-centroamericana, "La otra frontera", en el que describen cómo nosotros, a veces, damos un peor trato que los estadounidenses.

El inicio del texto es posiblemente una de las cosas más terroríficas que haya leído recientemente:

El lanchero de inmediato los identificó como migrantes indocumentados y les cobró 10 veces la tarifa normal, a pesar de que Jessenia creía haberse disfrazado como una mujer del lugar al usar zapatos de plataforma y llevar todas sus pertenencias en una bolsa plástica de mercado como las que usan las amas de casa. Se las había ingeniado para bañarse y lavar su ropa todos los días desde que salieron de Nicaragua. Jessenia le recordó a su esposo que en México los ladrones y las autoridades identifican a los migrantes no sólo por sus mochilas, gorras y tenis sucios, sino también por el olor que despiden en los abarrotados autobuses. Ella se maquillaba y perfumaba todas las mañanas y se ponía unos aretes largos. Esos eran los rituales que le daban consuelo, determinación y un cierto grado de tranquilidad: lavar la ropa, mejorar su aspecto, rezar.

Hay más fotografías de Alex Webb sobre el artículo, a pesar que sólo aparezca una en el link anterior.

El texto es largo y sin el apoyo de las fotografías, puede ser algo tedioso.

Pero leánlo y ya después, pueden ir a un Sanborns a hojear la revista.