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Calditos



Hoy se me ocurrió hacer caldo. Mis amigos en Facebook saben de ello. Hace como dos meses les mostré uno preparado con pollo. El de hoy fue con res.

Fui al Supermercado González que me queda cerca de la nueva casa. Le hice la pregunta al carnicero de cuál sería el mejor tipo de res para el caldo. Me dio dos opciones. De una de ellas, tomé dos pedazos. Fueron 26 pesos. La carne de res es cara. Es por eso de la fascinación actual por el pollo y el descenso en el consumo de res a nivel mundial.

En el área de verduras, le dije buenas tardes a dos señoras. Una mayor a mí; la otra de la tercera edad. Les pregunté por los ingredientes que llevaba un caldo.

Los que ya tenía en casa:

• Repollo
• Papas
• Cilantros

Puede sonar un poco raro que en mi pequeño refrigerador tuviera repollo. Lo había usado días atrás para hacer unos tacos.

También dentro de lo básico de mi cocina, ya tenía cebolla y ajo.

La mujer mayor a mí me dijo de opciones que yo no consideraría para mi caldo: apio, chayote, y un tercer ingrediente que se va en este momento.

Compré zanahorias y elote.

Así que mis caldos usualmente llevan: agua, aceite, un buen puño de sal, cebolla, ajo, repollo, papas, cilantro, zanahorias y elote. Lo que varía es agregar pollo o res.

Primero hiervo agua con los ingredientes y después paso a una olla eléctrica para dejar de 3 a 5 horas.

Pero con el hecho de que era mi primer caldo en la nueva casa, descubrí algo al terminar de preparar todo: no tenía un plato hondo para servirme. Así que comí de la olla.

Por supuesto, acompañado de tortillas.

De este preparado de hoy, me surgió una idea: aunque no he tenido una relación sentimental en mucho tiempo, de tener una, actualmente me fijaría en los hábitos alimenticios de la otra persona. Me gustaría tener una pareja que coma saludable.

Hace como doce años, cuando yo ya estaba en una edad madura, salí con una chica en sus apenas veintes. Comía de todo; también productos chatarra. Poco a poco fui ganando peso.

De lo anterior hay una lección para los hombres maduros que quieren salir con una jovencita: engordarán como puercos si no toman en cuenta lo que come la otra persona.

Actualmente tengo un peso que me gusta, a pesar de que me noto muy delgado. No me gustaría perder eso.

Hace unos años le comentaba a una amiga mientras tomábamos un café que me interesaría una chica y un relación con una visión similar en cuestión de en qué punto de la ciudad radicar. Nada de casas de Infonavit, decía con soberbia.

Actualmente eso ya no es mi prioridad. Lo importante es tener a alguien con quien compartir un caldito.