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El rincón donde se hospeda la prostitución, el covid y el terror en Tlaxcala



Pero la suciedad del Hotel Sagitario es la menor preocupación de Paloma y las mujeres que por necesidad o porque están secuestradas deben trabajar ahí. En marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud declaró al COVID-19 como pandemia, vio lo que sus ojos no habían visto en 26 años: los padrotes más famosos de la región, las leyendas que han hecho negocios millonarios en el extranjero con cuerpos ajenos, regresaban masivamente a Tlaxcala para pasar la crisis sanitaria en sus pueblos y con sus familias.

Pero no llegaron solos: varios volvieron con las mujeres que mantenían como esclavas sexuales fuera de México para ponerlas “a trabajar” mientras durara la pandemia, seguros de que en Estados Unidos su negocio se paralizaría y que su influencia en los gobiernos municipales de Tlaxcala les pondría a salvo de operativos y les permitiría tener abiertos sus hoteles.

La extrañeza se volvió angustia cuando Paloma preguntó a una veterana de la Vía Corta de qué parte del extranjero volvían los tratantes y sus víctimas. “De Nueva York”, le respondió aquella mujer. El estado que concentra la mayor cantidad de personas que han dado positivo al COVID-19 en el mundo.