Ahora que vivo por mi cuenta, muchos pudieron pensar (o quizá nadie, o quizá nada más yo pude pensar) que festejaría la llegada del año nuevo. Fiesta en mi casa, invitar a amigos. O salir a un bar y hacer el conteo para la llegada del nuevo año.
La verdad es que muy pocas veces me ha tocado festejar para recibir un año nuevo. Quizá con una ex. O cuando fui a un bar porque todos en mi familia (incluidos mis padres) se encontraban fuera de la ciudad.
Recuerdo que en la llegada del 2000 yo trabajaba en un videoclub. Había salido del trabajo y lo único que recuerdo es que yo estaba con mi hermano en la casa de un vecino viendo la tele y el conteo de una cadena de televisión norteamericana.
Pueden haber cambios en tu vida. Pero también hay hábitos que compagina con la personalidad de uno.
Lo único que tengo como ritual es escuchar “Fin de Fiesta” de Kevin Johansen.
Y no hay foto que quiera borrar.
La verdad es que muy pocas veces me ha tocado festejar para recibir un año nuevo. Quizá con una ex. O cuando fui a un bar porque todos en mi familia (incluidos mis padres) se encontraban fuera de la ciudad.
Recuerdo que en la llegada del 2000 yo trabajaba en un videoclub. Había salido del trabajo y lo único que recuerdo es que yo estaba con mi hermano en la casa de un vecino viendo la tele y el conteo de una cadena de televisión norteamericana.
Pueden haber cambios en tu vida. Pero también hay hábitos que compagina con la personalidad de uno.
Lo único que tengo como ritual es escuchar “Fin de Fiesta” de Kevin Johansen.
Y no hay foto que quiera borrar.