Es domingo en la mañana mientras escribo esto. Me adelanto al sonido de las campanas de una capilla local.
Lo que deben saber de mi: voy a terapia y al gimnasio con disciplina cada semana. El gimnasio podría sonar a anécdota vana. También lo de la terapia. Combinado es más loable.
Mi vida es complicada. Pero tan sólo en un aspecto esencial. Por lo demás, mi vida también está plena: cocino y como bien, trabajo en varias cosas, ando en bici y duermo más de ocho horas.
Conocí a una chica. Para nada serio. Tan sólo me alegra verla. Lo chistoso es que soñé que ella estaba en la casa de mis padres, rodeados de ellos. La sombra de mi madre apareció. Esta chica que menciono estaba integrada.
Una de las cosas que reflexiono en esta época es qué debo hacer para representar con fidelidad el legado de mi madre.