Esta semana leí que el CEO de Google Sundar Pichai cree que la revolución de la Inteligencia Artifical será un evento más profundo que el manejo del fuego o la electricidad.
Estoy completamente descalificado para hablar de la inteligencia artificial. Sí, he visto sus efectos. Posiblemente la IA ya se encuentra en mi celular.
Pero a mí me hipnotiza el fuego.
Fire is extremely versatile: it’s hard to say which of its functions were most valued by our ancestors. [...]A inicios de año me encontré con un artículo titulado “Too Much Combustion, Too Little Fire” y creí que no le encontraría provecho. En su momento, me llamó la atención que es básicamente una monografía sobre el fuego y cómo éste se transformó por la revolución industrial y a través de la electricidad.
Our ancestors did not only use the fire to warm themselves. They also used it for cooking, illumination, food preservation, hot water production, clothes drying, and protection from predators and insects, among other things. [...]
There was also the function of the fire as a focal point of communication and socialisation. [...]
Hay un elemento que me obsesiona por su metáfora: una de las funciones más visibles de la electricidad es convertirse en luz, que a la vez es una metáfora de uno de los usos más importantes del fuego.
Y en este momento que veo el monitor donde escribo esto, pienso que las pantallas, las televisiones, son fuego domesticado en colores. ¿Qué hay más profundo que eso?
Sundar Pichai podrá tener más argumentos para sostener su declaración de que la inteligencia artificial será un cambio más profundo que el fuego o la electricidad. Pero a mí me queda la pregunta: ¿cómo funciona la inteligencia artificial sin electricidad, que es a la vez hijo del fuego?